
Hasta que se completen las renovaciones del Centro de Música Joan e Irwin Jacobs, la Sinfónica de San Diego debe continuar con su existencia itinerante. El viernes de la semana pasada, la orquesta se encontraba en el California Center for the Arts, Escondido, donde el director Paolo Bortolameolli y la pianista Janice Carissa hicieron sus debuts locales.
El maestro chileno-italiano se hizo conocido para el público de Los Ángeles como el director asociado de la Filarmónica de Los Ángeles, donde dirigió memorablemente el renacimiento de la ópera de Meredith Monk, “Atlas”.
En Escondido, supervisó la Sinfonía n.º 6 en si menor, “Patética”, de Tchaikovsky, el Concierto para piano para la mano izquierda de Ravel y el estreno local de “Estallido” del compositor chileno Miguel Farías.
No nos encontramos con mucha música clásica de Chile. Esta introducción a Farías fue bienvenida y se hizo más atractiva la noche del viernes con la presencia del compositor. Farías explicó que compuso esta breve obra en 2019 durante el “Estallido Social”. Comenzando en octubre de 2019 con protestas y vandalismo en los sistemas ferroviarios de Santiago, el levantamiento culminó en 1,2 millones de ciudadanos de Santiago reuniéndose espontáneamente para exigir reformas.
La mayoría de nosotros sabemos poco o nada sobre estas protestas chilenas, debido a que los primeros procedimientos de destitución del presidente Donald Trump saturaron las noticias estadounidenses en ese momento. Fue el mayor descontento civil que Chile había experimentado desde el régimen de Pinochet y resultó en una convención constitucional.
Farías tradujo su título como “Explosión” y observó que el fuerte estallido que pasa de vientos a cuerdas, metales y timbales en las primeras medidas contiene el material musical del cual surge el resto de la obra. Diferentes secciones de la pieza se centran en segmentos más cortos de ese material inicial, siempre variados. El resultado es un flujo impredecible con cambios armónicos lentos, sobre los cuales escuchamos fragmentos alargados y acelerados de la explosión inicial. Su música recuerda a los compositores finlandeses Magnus Lindberg o Esa-Pekka Salonen, pero más fragmentada o distorsionada.
“Estallido” está escrito para una orquesta de tamaño modesto, con trompetas y trombones en pares. Farías obtiene el máximo color de este conjunto, ayudado por dos percusionistas que tocan una amplia gama de instrumentos que aportan un sabor latinoamericano a la obra con partes de bongó y conga precisamente notadas. Bajo la dirección de Bortolameolli, los músicos brillaron.
La pianista Carissa es recientemente egresada del Instituto de Música Curtis y actualmente está estudiando en el programa de posgrado de Juilliard. Los videos de YouTube la muestran como una técnica talentosa, pero no hay muchas revelaciones en esas interpretaciones para una pianista joven.
Sin embargo, su interpretación en el Concierto de Ravel fue magistral, convocando sonoridades feroces en el registro grave, volando al registro agudo y de vuelta con gracia y agilidad. Fue una actuación asombrosa, que sugiere grandes cosas por venir de ella.
La Sinfónica de San Diego ha convertido la música de Ravel en una especialidad de la casa. Una vez más, los músicos disfrutaron de sus solos (un agradecimiento especial al oscuro fagot de Leyla Zamora) y crearon magia musical en su interpretación en conjunto. Con el generoso gesto de batuta de Bortolameolli, fue una actuación maravillosa. Durante la marcha final, todo su torso superior se balanceaba en el tiempo hacia adelante y hacia atrás como un metrónomo de cuerda.
Bortolameolli y los músicos dieron un relato detallado de la Sexta de Tchaikovsky.
Me gusta mucho el sentimentalismo en las interpretaciones de la “Patética”; la suya fue una lectura más moderna y limpia. En la acústica brillantemente resonante de CACE, sonaban estupendos. Después de un respetuoso silencio tras la melancólica conclusión de la obra, el público respondió con aplausos sinceros.
Hertzog es escritor independiente